Esta es, tal vez, la primera pregunta que nos debemos hacer.
Entrar en la definición de calidad puede ser, sin duda, un problema, puesto que cada persona tiene su propia concepción de lo que es la calidad, y cuando se revisa la literatura al respecto la única conclusión clara es que cada autor nos ofrece diferentes perspectivas que, si bien suelen mantener elementos comunes, tienen a su vez matices significativos.
A continuación no pretendo hacer un análisis de tipo técnico, o académico, sino que pretendo hablar de la experiencia acumulanda durante estos últimos años asesorando a varios centros, realizando trabajos de análisis de datos a través de los cuestionarios EducalNet, y la experiencia que también se acumula cuando se ejerce el trabajo de Director en un centro educativo.
Estamos viviendo tiempos en los que la palabra calidad se está devaluando porque todo el mundo habla de calidad para vender cualquier producto, sea un libro, un armario, una programa educativo, … o un centro educativo. Esto provoca que cada vez que oimos hablar de «calidad» tengamos las mismas sensaciones que cuando oimos hablar de democracia, justicia, libertad, etc., conceptos fundamentales que a base de estirarlos a veces no recordamos qué significan.
El primer problema básico es que, tal y como además hoy en día se reconoce incluso desde el punto de vista académico, la calidad es un elemento con claros tintes subjetivos, puesto que se entiende que la calidad depende en gran medida de la percepción que el CLIENTE tiene de un producto. Y efectivamente, hablamos de CLIENTE y no de cliente puesto que, contrariamente a lo que se pensaba hace 50 años, la CALIDAD de un producto no la define el fabricante, o unos estándares externos, al menos de forma prioritaria, sino que es el CLIENTE el que decide si la CALIDAD del producto o servicio es suficientemente bueno como para adquirirlo o consumirlo.
¿Y quién es el CLIENTE en la educación? ¿Partimos de la base de que el CLIENTE, en el ámbito educativo, siempre tiene razón? Si la respuesta es positiva se produce, claramente, un choque frontal con la concepción tradicional del proceso enseñanza-aprendizaje, en el que el maestro enseña y el alumno aprende. Si la respuesta es negativa, entonces no tiene sentido preocuparse de la opinión de nuestros usuarios, porque será el Estado, el Sistema, las creencias de la institución, etc., el elemento principal para medir la calidad.
Como se puede observar no hacemos otra cosa que plantear preguntas, pero no se ofrecen aún respuestas. Es lógico, por otra parte, porque estamos tratando un tema realmente complejo, un tema que, en definitiva, nos define como profesionales de la educación o de la gestión educativa.
Este blog que ahora está naciendo pretende analizar, de forma participativa, la concepción que tenemos de la calidad educativa y de la calidad en la gestión educativa. Plantearé preguntas que trataré de contestar de desde mi experiencia, para buscar en el contraste con las opiniones de los demás una respuesta acertada… o algo que se le aproxime.
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